Sequito es un pueblo tan chiquito que no se encuentra en ningún mapa. Se llama así porque no hay lagos, ni lagunas, ni siquiera un charquito. En el pueblo vive el abuelo José, que es muy desmemoriado y por demás distraído. Para acordarse de lo que tiene que hacer se ata un hilo a algún dedo de su mano izquierda a modo de recordatorio. Solo que es tan pero tan olvidadizo que no siempre esto le da resultado.
Un día José se puso a regar las plantas del jardín de su casa. Abrió la canilla, colocó debajo la regadera y esta comenzó a llenarse. Pero en ese momento sonó el teléfono y José fue a atender. Antes se ató un hilo en un dedo… ¡pero ni aún así recordó lo que estaba haciendo! La regadera se llenó y comenzó a rebalsar. Y José se seguía preguntando: “¿Qué era lo que estaba haciendo?”. Desde ese día, parece que los habitantes de Sequito están pensando en cambiarle el nombre al pueblo…
Autores: Diego Javier Rojas (Escritor), Pablo Pino (Ilustrador)