Abel no habla ni sonríe, dibuja soles con luz propia, brillantes y fosforescentes, que regala a todo el mundo. Cuando se cansaron de tantos soles, le pidieron que dibuje otra cosa.
Entonces vino la tormenta, que no parecía tener fin, hasta que llegó Candela, y los soles se volvieron a iluminar.
Incluye qr con una entrevista a su autor.
Autor e Ilustrador: Istvansch
Tapa Blanda | 40 Páginas | 20 cm x 20 cm | IMPRENTA MAYÚSCULA