El cuento fantasma vivía oculto en una esquina oscura de la biblioteca, lejos de donde brillan los relatos famosos. Hasta que un día apareció una lectora diferente.
"Ella posó sus dedos sobre la portada y comenzó a abrirla con cuidado.
-¿Puedo?
Endulzado por la cristalina voz de la niña, el cuento le dejó abrir su tapa dura.
En efecto, en sus páginas no había ninguna palabra escrita con tinta, ni ilustraciones coloridas. ¡El cuento fantasma creía que estaba vacío! Pero no era así"