Este cuento narra desde la voz de un niño, llena de ingenuidad y humor, un viaje real a la selva ecuatoriana. Una maravillosa excusa para hablar de la destrucción del entorno natural, la diversidad cultural y el respeto que le debemos a todo lo viviente. Ilustraciones, fotos auténticas y un buen texto imitan a la perfección el diario de este nene de ciudad, lleno de datos interesantes, aventura y emoción.